ART PLAYER

En 1966, dos años antes de su muerte, Marcel Duchamp le dio una entrevista al director belga Jean Antoine, en su estudio de París. El espíritu de la misma podría resumirse en la frase: "La vida es un juego, la vida es arte."Si continuamos la línea de ese pensamiento, podría decirse que quienes producen hechos u objetos artísticos, o quienes se empeñan en vivir de manera creativa, o, acaso, lúdica, son, en alguna medida, jugadores...Jugadores - Artistas... ¿ O Artistas Jugadores?...Este sitio es el pequeño espacio personal de un artplayer, pensado para mostrar la obra realizada, algunos bocetos, ideas, conceptos...un lugar de Imágenes y Palabras, que pretende constituirse en un Juego de ida y vuelta con los ocasionales visitantes...¡ Bienvenidos seáis, pues, gentes de buena voluntad, a las regiones impredecibles del ARTPLAYER!

jueves, 17 de junio de 2010

El Señor Arébalos que tenía un pincel.

Para Alejandro, un tipo cálido y aventurero que, encima, pinta.


Es tarde.
Como de noche.
Entonces el Señor Arébalos
tiene que pintar.

Pintar es subir y bajar,
jadear la misma desesperación
una vez y la otra.
Pintar es arrancar
los colores que tiene,
que tenía,
que tendrá la existencia
del otro lado del espejo.

Entonces, el Señor Arébalos
perfora recuerdos

Y los recuerdos sangran
como el óleo y la tinta:
derraman su gloria y su miseria
en el ímprobo lienzo y
en el papel pálido
que antes estaban muertos.

El Señor Arébalos, entonces, tenía un pincel
que ahora es una mira
telescópica.

Pero la obra es un blanco móvil.
Se escapa, se esfuma,
va corriendo de un cuadro a otro
de la historieta.
Va corriéndose
dejando ver sólo
el nacimiento de los pechos
y el cruce tortuoso e infinito
del pubis.

El Señor Arébalos y,
entonces,
la obra acorralada
entre los ojos.

La obra que resiste
el segundo acerado que
le queda,
y después se rinde.

Moebius lo palmea,
Breccia le extiende una copa
y, entonces, el Señor Arébalos gatilla
y la historia glorifica
el instante de parálisis
el instante voluptuoso
tantas veces contemplado
desde los sueños.

Entonces,
al Señor Arébalos
un Ángel le zumba en la memoria.


Marcelo Fara.


Nota: es un orgullo para mí publicar este poema que mi amigo Marcelo me dedicó en ocasión de mi primera exposición individual.

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